Las bacterias son un problema para muchos hospitales y clínicas no solo en España, también en otros países donde mueren cada año miles de personas por causas derivadas de su multirresistencia a determinados antibióticos. Porque según la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) el 40% de los pacientes ingresados son tratados con antibióticos, por no decir los tratamientos que se asignan a las personas para hacer en su hogar, algunas veces extendiendo la toma de dosis sin autorización médica.

Las infecciones por bacterias multirresistentes pueden darse en cualquier persona, aunque este tipo de casos hacen más estragos en aquellas personas de avanzada edad o con enfermedades complicadas de tratar, siendo fundamental una higiene de manos adecuada varias veces al día. Con esta premisa tenemos que darnos cuenta de la importancia vital que tiene mantener determinadas pautas de higiene no solo dentro de un hospital, también en nuestro hogar cuando salimos a visitar a un familiar. Hasta aquí sería lo que podríamos llamar una prevención activa, pero en los hospitales y clínicas también se equipan con determinados materiales que protegen y ayudan a que estas bacterias no proliferen, como es el caso de las cortinas destinadas a separar unas camas de otras.

Las cortinas que se utilizan en las clínicas y hospitales para separar las camas de los pacientes se comportan de una forma reactiva cada vez que un cuerpo microscópico se deposita sobre ellas. Esta reacción adversa consiste en una paralización o neutralización del núcleo de la bacteria que puede proliferar de muchas formas, aunque estas cortinas y según el tipo de tejido y el tratamiento al que se le haya sometido previamente tendrán una mayor o menor eficacia. En un hospital pueden cohabitar muchas bacterias, virus, hongos y patógenos que pueden transmitirse bien de forma directa entre personas o de forma cruzada. Entre los agentes infecciosos más comunes que se pueden dar en un hospital podemos encontrar; ‘Klebsiella pneumoniae’, ‘Escherichia coli’, ‘Pseudomonas aeruginosa’, ‘Staphylococcu aureus’, ‘Candida albicans’, ‘Aspergillus spp’, Virus sincitial respiratorio y Rotavirus. Siendo en su mayoría de ellas las que anidan en la flora intestinal pudiendo contagiar a otras personas que convivan cerca del huésped.

Pero a pesar de estas amenazas, las cortinas antibacteriales no nos pueden servir solo como clave por defecto en la lucha contra esos patógenos, ya que si no tenemos una higiene adecuada o no seguimos los protocolos de aislamiento en un hospital, este tipo de microorganismos y bacterias podrán propagarse buscando siempre otras vías. Hay que tener claro que el contacto físico a través de las manos con objetos y el simple gesto de hablar puede producir un contagio por vía aérea.