Dentro del ámbito constructivo de edificios, los hospitales son de las edificaciones que más energía consumen, ya que están funcionando las 24 horas del día, los 365 días del año, además del gasto en electricidad tan grande que soportan estos edificios, tienen un elevado riesgo a la hora de deshacerse de los residuos hospitalarios, ropa contaminada y demás utensilios médicos que han servido para curar a los pacientes, como agujas, gasas, batas, cortinas antibacterianas desechables, etc… En la actualidad los viejos hospitales se están renovando con nuevos equipos sanitarios y en ocasiones se cierran plantas completas para pintar y rehabilitar techos, entre otras acciones de limpieza profunda que necesitan los conductos de refrigeración, un espacio que hay que mantener con especial atención pues son fuentes de bacterias y virus, no en vano y aún prestando todo el mantenimiento que requiere la maquinaria y filtros de estas máquinas, el aire acondicionado de un hospital o cualquier otro lugar puede ocasionar enfermedades tales como neumonía u otras enfermedades relacionadas con las vías respiratorias.

Pero aunque los viejos hospitales aún tienen que mejorar mucho por tener que invertir en la renovación de sus instalaciones, también lo tienen que hacer en cuanto seguridad viral y en descontaminación, pero para entender el tipo de residuos que un hospital maneja y su clasificación, nombramos a continuación las tres principales categorías en las cuales se divide la gestión de residuos.

Categoría I: residuos generales o sólidos urbanos;

En esta categoría se incluyen materiales sólidos urbanos como son: colchones, papel, vidrio, cartón, plástico, restos de comida, residuos electrónicos como tóners y tubos fluorescentes, entre otros elementos consumibles.

Categoría II: pertenecen a residuos biosanitarios asimilables a urbanos;

Aquí se encuadran las vendas, gasas, sondas, guantes, apósitos, goteos, batas desechables, cortinas antibacterianas desechables provenientes de quirófano, etc… Lo normal es que una empresa especializada que es contratada por el hospital se encargue de gestionar los residuos más peligrosos que han sido clasificados previamente por los sanitarios en contenedores especiales.

Categoría III, los biosanitarios especiales;

Estos residuos son los patológicos, contagiosos o infecciosos, es decir, que una incorrecta manipulación de los mismos puede transmitir una enfermedad. Entre ellos se encuentran las agujas, las hojas de bisturí y los instrumentos cortantes y punzantes. Normalmente proceden de curas que se realizan a enfermos infecciosos, los laboratorios y servicios especiales, anatomía patológica, unidades de cuidados intensivos, quirófanos, urgencias y maternidad.

Hay que tener en cuenta que los hospitales generan residuos químicos, farmacéuticos y radioactivos que precisan un tratamiento especial, pero en muchos hospitales de países aún en desarrollo, todos estos residuos se entremezclan y queman en incineradores de baja tecnología y alto grado de contaminación, o bien a cielo abierto sin ningún tipo de control. Hoy en día se sabe que la incineración de residuos hospitalarios genera grandes cantidades de dioxinas, mercurio y otras sustancias contaminantes.

La correcta segregación de los residuos sanitarios es fundamental, es importante que cada tipo de residuo sea eliminado en su contenedor correspondiente para que en el centro de tratamiento los operarios que los trata no corran el riesgo de accidentes en su manipulación.