Vivimos en un mundo rodeado de pvc y que tienen una interacción directa o indirecta según el tipo de producto que usemos, así y de esta manera podemos encontrarlo en manteles, muebles, cortinas sanitarias, ropa impermeable, juguetes, zapatos, material de oficina, tuberías, productos de uso médico como por ejemplo las bolsas para almacenar la sangre, etc…, siendo sus características principales la de su dureza o rigidez, por este motivo muchos fabricantes añaden ciertos aditivos en su producción para hacerlos más maleables o flexibles. Estos aditivos contienen DEHP, una sustancia que técnicamente es llamada di(2-etilhexil) ftalato. Como ya hemos mencionado lo encontramos en multitud de productos y envases, sobre todo hay que tener en cuenta que a pesar de la información que podemos encontrar en internet, esta sustancia ha sido objeto de numerosos estudios por parte de instituciones y laboratorios, donde se revelan posibles efectos adversos en su organismo. Pero esto no quiere decir que para el cuerpo humano sea una evidencia clara de malestar para su propia salud. De hecho a día de hoy cualquier interacción con este elemento químico se degradada rápidamente por el cuerpo en cantidades mínimas tolerables.

Por tanto no hay que ser alarmistas ni volvernos hipocondríacos, como mensajes sobre los alimentos envasados o ante determinados procedimientos médicos a los que podemos estar expuestos como una vía sanguínea, porque pensemos por un momento que estos productos liberan una pequeña parte de su sustancia DEHP que el cuerpo humano puede tolerar, así que no vamos a mencionar aquí las innumerables formas por las cuales hay una interacción médica o clínica a la que estamos expuestos de forma clara cuando estamos en un hospital como pacientes, sería una forma de preocupar al usuario innecesariamente. Para hacernos una pequeña idea sin ir más allá de los datos estadísticos para no preocupar a nadie, se podría decir que  entre 4.3 y 1.230 partes de DEHP están presentes en la sangre de las bolsas de transfusiones en relación a un millón de partes de sangre (ppm). Pero estamos de enhorabuena, porque actualmente en España se usan insumos médicos que descartan el pvc, sobre todo en productos potencialmente de contacto directo con la sangre, como son las bolsas para almacenarla, sondas gástricas, guantes de látex, vías sanguíneas, etc…

Pero seamos justos con los datos, son más preocupantes las infecciones nosocomiales descritas por muchos hospitales por el contagio entre personal y pacientes debido a ciertas prácticas o manipulación de material, que por el componente de dichos productos utilizados. Un claro ejemplo lo tenemos en las cortinas sanitarias donde se han publicado numerosas noticias, no solo en España, sino también en otros países como causantes en la transmisión de enfermedades, debido principalmente en los fallos de protocolo de higiene de las cortinas o por la falta de eficacia de sus tejidos. Quizás estemos poniendo la lupa demasiado tiempo observando la paja y no la viga, cuando noticias sobre mares llenos de botellas de pvc están perjudicando enormemente la fauna marina con la que nos alimentamos y que llega a entrar en nuestra cadena alimenticia.

En términos de ventaja técnica en su mayoría se utilizan ya como alternativa al pvc el polietileno y el poliuretano como polímeros en los insumos médicos para sustituir al pvc, aunque es algo más costoso que el pvc con sustancias DEHP, se están desarrollando por parte de la industria para que lleguen a ser más ventajosos en su relación costo-efectivo con respecto a los productos flexibles de pvc.

Para terminar y volviendo a las cortinas sanitarias de hospitales, decir que las de los tipos desechables-biodegradables están fabricadas con polipropileno, lo cual las hace ser un producto apto para su manipulación libre de DEHP y al mismo tiempo respetuoso con el medio ambiente. Otra opción es el uso de cortinas de hospital pero de tejido convencional, es decir de hilatura, que ofrecen una durabilidad mayor y están tratadas permanentemente contra bacterias.